jueves, 19 de junio de 2008





PRESERVATIVO

Preservativo (término proveniente de preservar de la concepción), también llamado condón o profiláctico, es un elemento que se utiliza como método anticonceptivo y de prevención de varias enfermedades de transmisión sexual.
En el caso del condón de varón consiste en una funda que se ajusta a ligera tensión sobre el
pene erecto y para su fabricación se usan diversos materiales, siendo el más común de hule látex natural, aunque antes se fabricaron de tejidos animales, y también se hace de poliuretano para casos de alergia al látex.
El condón femenino es una bolsa que forra la vagina y cubre los genitales externos; siendo inicialmente (1993) de poliuretano, lo hay de nitrilo y recientemente se fabrica en látex. Además de cubrir los labios genitales y el clítoris, evita que los testículos estén expuestos a contagio o contagiar virus del papiloma humano-VPH-, como los otros agentes infecciosos -VIH, etc-; también protege de contagio si se usa la vía anal.


Terminología [editar]
Generalmente los términos "preservativo", "condón" y "profiláctico" se usan de manera formal. Algunos académicos prefieren el término "condón", ya que sostienen que este dispositivo no tiene una efectividad 97 %, en su función de "preservativo" (preservar de la
concepción) o "profiláctico" (profilaxis de ETS o enfermedades de transmisión sexual).
En cada país existe una forma común para referirse al preservativo; así en
España se le llama "condón", en Argentina y Uruguay "forro" y "condón", en Chile "condón" o "gorrito", en México "condón", "gorrito" o "máscara", en Perú "poncho" o "jebe", esto último por utilizar la palabra "jebe" como sinónimo de "látex"; en otros países "globo" y "paracaídas". En Estados Unidos se le dice rubbers ('gomas', en plural) y en Reino Unido johnny ('juanito') o love glove ('guante del amor').

Función del preservativo [editar]

Un condón de 69 metros de altura fue puesto al obelisco porteño de Buenos Aires en el 2005 para conmemorar el día internacional de lucha contra el SIDA.
La función original del preservativo fue la de anticonceptivo, ya que retiene en su interior el semen, impidiendo de esta manera su contacto con los
óvulos y el subsecuente embarazo.
Diversos estudios científicos comprobaron más tarde que también es útil en la prevención de la mayoría de las
enfermedades de transmisión sexual (ETS). Su efectividad exacta en la prevención de ETS es discutida, pues el preservativo masculino más común, el de hule látex natural, no protege al escroto ni evita las infecciones producidas por epizoonosis (piojo púbico, escabiosis), las verrugas genitales o las lesiones por virus del papiloma humano -VPH-. Por esto, su efectividad para prevenir una ETS ronda en el 95%, mientras que su efectividad como método de control natal es más alta, hasta 97%, cuando se usa de forma apropiada.
Los preservativos masculinos más comunes están enrollados sobre sí mismos y diseñados para aplicarse desde la punta del
glande y desenrollarse a lo largo del cuerpo hasta la raíz del pene erecto.

Historia del preservativo [editar]
El preservativo ha sido usado desde tiempos antiguos para prevenir "enfermedades venéreas" (como se les conocía antes, en honor a Venus, diosa del Amor), al igual que como
método anticonceptivo.

Litografía de Nicolas François Octave Tassaert (1800-1874): Die vorsichtige Geliebte/ El amante cauteloso.
En cuanto el ser humano descubrió la relación entre el sexo y la concepción de los hijos, así como entre el sexo y la aparición de ciertas enfermedades, comenzó a utilizar secciones más o menos largas de
tripas de animales con una de las puntas atada. Estos dispositivos aún hoy pueden conseguirse (construidos de manera un poco más sofisticada), debido a su capacidad de transmitir el calor corporal y por su sensación táctil, pero no son muy efectivos en la evitación de la concepción. En Egipto, al menos desde 1000 a. C. se utilizaban fundas de tela sobre el pene. La leyenda del rey Minos (1200 a. C.) hace referencia al empleo de vejigas natatorias de pescado o vejigas de cabra para retener el semen.
En el 2000, el
museo Británico de Londres expuso por primera vez los preservativos más antiguos del mundo que se conservan, de alrededor de 450 años, que fueron encontrados en excavaciones hechas en los ochenta en el Castillo de Dudley, en el centro de Inglaterra. Los ejemplares expuestos corresponden a los siglos XVI, XVII y XVIII. Llama la atención que estos ejemplares son tan finos como los que se fabrican actualmente de manera industrial con látex. Estos preservativos, fabricados con intestinos de animales, están cosidos cuidadosamente en una extremidad, mientras que la otra punta tiene una cinta que permite mantenerlos apretados una vez colocados. Pero miden 34 mm de ancho (mientras que los actuales miden 52 mm, 18 mm más anchos que los antiguos ingleses).

Preservativo de ciego de animal (circa 1900) de la farmacia londinense Bell & Croyden (1798), Museo de Ciencias de Londres.
Según los expertos, esos preservativos estaban destinados a hombres que frecuentaban casas de prostitución. No se empleaban como anticonceptivos sino para evitar enfermedades venéreas, especialmente la
sífilis. Se cree que antes de ser usados se sumergían en leche tibia para que se ablandaran.
Estos preservativos de tripa se fabricaban a mano, posiblemente eran muy caros y la idea era utilizarlos varias veces. No se sabe cómo es que se conservaron hasta la actualidad.
Se registran también esfuerzos por inventar preservativos de tela finamente entretejida, pero obviamente no fueron efectivos y se descontinuaron. El médico italiano Gabrielle Falopio (1523 - 1562) propuso en su libro "De morbo gallico" el uso de fundas de tela, que recubrían únicamente el glande y se anudaban con un lazo, para evitar la sífilis.
Cuando a finales del siglo XIX los
ingleses comenzaron a producir preservativos de látex indio se dio un gran paso en su efectividad y fácil disponibilidad, vendiéndose en farmacias. Sin embargo, hasta mediados del siglo veinte, bastante después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) en muchos países su venta estaba prohibida.
Es en el siglo XIX cuando aparece por primera vez la palabra "condón", en un libro dedicado a la sífilis, escrito por el Dr. Turner.
En
Argentina, en 1947 comenzaron a instalarse dispensadores de preservativos en los espacios públicos. Tras la caída del gobierno democrático (1955) desaparecieron las fábricas de preservativos, los dispensadores y hasta los baños públicos, que fueron considerados una afrenta a la moral pública debido a que frecuentemente eran usados por homosexuales como sitio para buscar pareja.
En
Estados Unidos se permitía su venta "sólo para la prevención de enfermedades". Frecuentemente su disponibilidad en una farmacia era comunicada a un potencial cliente de una manera indirecta, tal como pequeños anuncios publicitarios que hablaban de "esponjas de goma" (rubber sponge). De ahí que aún hoy en EE.UU. a los preservativos se les dice rubbers ('gomas').
En muchos países existen organismos que distribuyen de forma gratuita preservativos tanto para
control de la natalidad como para prevención de ETS. Estas iniciativas encuentran oposición por parte de grupos religiosos y moralistas que se oponen a la distribución o uso de preservativos.

Tipos de preservativos [editar]
Originalmente el preservativo era para uso masculino, pero en la actualidad existen tanto para hombres como para mujeres.

Preservativo masculino
El preservativo masculino es una funda que se coloca sobre el pene y generalmente posee un espacio en el extremo cerrado llamado depósito, diseñado para contener el
semen. Mide de 16 a 22 cm de longitud y de 3,5 a 6,4 cm de diámetro. La medida estándar de un preservativo es de 180 mm de largo, 52 mm de ancho y entre 0,06 y 0,07 mm de grosor.
El
preservativo femenino consiste en una bolsa que recubre el interior de la vagina. Mide de 160 a 180 mm de largo y de 76 a 82 mm de ancho, dependiendo del punto donde se tome la medida, ya que sus paredes no son paralelas. Su grosor varía entre 0,041 mm y 0,061 mm. La abertura del preservativo tiene un anillo con un radio de 65 mm. En el interior se encuentra otro anillo fabricado también en poliuretano, no integrado estructuralmente a la bolsa que conforma al preservativo, y que sirve tanto como ayuda para insertarlo en la vagina, como para mantenerlo en su sitio, ya sea justo previo al coito o desde antes si se camina con el preservativo puesto.
El preservativo femenino más ampliamente utilizado está bajo la
patente de un fabricante, que lo presenta también en nitrilo. Y más recientemente otro fabricante lo hace de hule látex natural.
Hay preservativos masculinos de color natural y en toda la gama del arcoiris, transparentes u opacos, e incluso fosforescentes. Algunos tienen estampados en su superficie. Pueden ser lisos o con texturas (anillos, tachones) para aumentar la sensación táctil; con aromas diversos (vainilla, fresa, chocolate, banana, etcétera); con formas anatómicas especiales para aumentar la comodidad y/o la sensibilidad; más largos y anchos o ajustados; más gruesos (extra fuertes) o más delgados (sensitivos); con lubricante saborizado; sin lubricar, lubricados ligeramente, extra lubricados, entre otros.
Hay preservativos holgados o ajustados; lisos o con textura para aumentar la sensación táctil; con sabores, para realizar
sexo oral; de mayor grosor para aumentar su resistencia o más delgados para aumentar la sensibilidad; con más o menos cantidad de lubricante y con espermicida.
Hasta 2005 eran comunes los preservativos que ofrecían un espermicida, el
nonoxinol-9, sin embargo, diversos estudios muestran que la mucosa vaginal y el recubrimiento del ano son susceptibles a irritarse ante esta sustancia, por lo que cada vez es más raro encontrarlos.
En varios países se producen preservativos de
poliuretano y otras resinas sintéticas, para personas que son alérgicas al hule látex natural.

Uso apropiado del preservativo masculino [editar]

Uso apropiado del preservativo masculino
El preservativo debe ser puesto sobre el pene erecto inmediatamente después de alcanzar la erección, y antes de cualquier contacto con la
vagina o el ano de la pareja.
Si la vagina de la pareja no produce una buena cantidad de
lubricación natural, se debe usar lubricante para reducir la abrasión del preservativo.
El uso de lubricante es prácticamente necesario en el
sexo anal, ya que la mucosa anal no genera su propio lubricante.
Se debe usar un
lubricante apropiado dependiendo del material del preservativo. Con los condones de látex hay que usar un lubricante con base de agua y glicerina o de silicona médica, ya que el hule es soluble en petrolatos y otras sustancias presentes en la vaselina, los aceites para bebés y aceites para masaje. Los preservativos fabricados en poliuretano sí pueden usarse con cualquier tipo de lubricante, sin que se deterioren.
Para realizar sexo anal, se pueden conseguir preservativos especialmente diseñados para ello (más gruesos, por lo tanto más difícil de rasgarse).
No se recomienda el uso de preservativos de poliuretano para coito anal, porque no se ha comprobado la efectividad del poliuretano para brindar protección en estas situaciones, y hay, en cambio, evidencia de inflamación y desgarramiento del
recto cuando éstos se emplean con este modo.
También es peligroso el uso de espermicida en prácticas anales, ya que existen estudios que demuestran que afecta a las defensas del
epitelio rectal, debilitándolas, y por tanto, haciendo vulnerable al usuario a una infección transmitida sexualmente.
No se deben guardar los preservativos directamente en el bolsillo del pantalón, ya que la fricción y el calor corporal durante periodos prolongados tiende a debilitar el látex. Lo mismo sucede si los preservativos se guardan en la
guantera del automóvil.
El pene se debe retirar inmediatamente después de la
eyaculación, cuando todavía esta erecto, ya que no hacerlo implica un riesgo innecesario.
Al retirar el pene de la vagina o el ano, se debe tomar con los dedos la base del preservativo para evitar que se resbale y quede dentro, con riesgo de contagio o concepción.
Deben lavarse las manos y el pene antes de continuar el contacto sexual con la pareja.
Para quien nunca antes ha usado un preservativo, es recomendable provocarse una erección y colocárselo a solas. Las mujeres también pueden practicar utilizando una verdura elongada (como, por ejemplo un pepino o una zanahoria).
Los preservativos son desechables, no se deben volver a usar.

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